Las Casas del Pueblo:
Los Centros Obreros y las Casas del Pueblo socialistas en España constituyeron, en su momento, una rica realidad a la que la Guerra Civil trató de poner bruscamente punto y final.
Fueron estos espacios de sociabilidad mucho más que unos meros lugares de reunión y unas simples sedes sindicales o partidistas, ya que actuaron también como focos culturales y educativos, además de dar cabida entre sus muros a todo tipo de actividades societarias, cooperativistas y de ocio que conformaron, en buena medida, la mentalidad obrera y popular de la primera treintena del siglo XX español. Su verdadero valor patrimonial, por tanto, supera con creces el de sus edificios y locales, puesto que abarca también todo este mundo incalculable de ansias de mejoras y de dignificación vital de las clases trabajadoras y su papel, en multitud de ocasiones, como marco decisivo de los momentos clave de nuestro pasado más reciente.
La primera Casa del Pueblo fue fundada por Pablo Iglesias en Madrid, en el año 1908. La inauguración de la Casa del Pueblo de Madrid en un antiguo palacio ducal en la calle del Piamonte fue un acontecimiento de gran importancia.
En ella se domiciliaron un gran número de sociedades y organizaciones obreras. En el interior, despachos, una sala de cine y teatro que también vale para mítines, una biblioteca y la sede del primer seguro médico gestionado por los obreros de Madrid, la conocida Mutualidad, que protege al trabajador y a su familia en una época sin Seguridad Social y que tiene un dispensario que ofrece al afiliado medicinas gratis.
El ejemplo de la Casa del Pueblo de Madrid cunde por toda España, que pronto se ve llena de estos lugares de reunión, estudio y sociabilidad. Los obreros tienen así algo que es de ellos mismos, donde además se les enseña a leer y a escribir, pero también se les da a los más avanzados enseñanzas propias de una universidad popular.